A la luz de la Luna...

Está oscuro.
Estoy solo.
Mi única compañía es la Luna, que desde el ese estrellado cielo pareciera llamarme. Tan solo le devuelvo la mirada y espero que me escuche. Que escuche mis gritos desesperados. He encontrado tanta mierda junta en este mundo que me ha hecho sentir que lo erróneo es hacer las cosas bien. O al menos, lo que yo entiendo como “hacer las cosas bien”. Pareciera que ser honesto es cosa del pasado y, en estos días, tan solo es un pasaporte a la soledad.
Escuché una vez una canción que decía “… un solo traidor puede con mil valientes…”. Y he visto que eso es tristemente real, que quien hace las cosas bien o de manera ética (por decirlo de alguna manera) termina pisoteado por la gente que solo piensa en su propio provecho, en su propio beneficio. De esa manera, es más aceptado quien “se las sabe todas” pero es un egoísta de primera línea, que aquel con deseos de aprender y de hacer las cosas bien. Y se ve día a día. Porque quien respeta, suele dejar pasar a quien viene detrás, con la ingenua idea de que ese le devuelva el gesto. Nunca. Y la gente con ganas de hacer las cosas bien, no tiene otra salida más que irse, buscar un lugar donde su talento y sus ganas de hacer las cosas tengan un lugar. Porque claro… Los argentinos somos la mejor raza del mundo. Eso sí, nos va mal porque tenemos mala suerte… Por favor… Mala suerte es decir “Por lo menos Menem hacía??”
¿Es tan errado pedir que hagamos las cosas bien? ¿Es tan loco pedir respeto? ¿Es tan desubicado defender valores? Por favor, alguien que me conteste…
Porque estoy solo…
Porque está oscuro.